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Los pensamientos y la energía


¿Nunca te has parado a pensar por qué hay gente a la que siempre le sucede cosas buenas y en cambio otros parecen llevar un nubarrón negro sobre sus cabezas?.

Si nuestros pensamientos y emociones son positivos, atraemos personas y situaciones positivas, y viceversa.

Los sentimientos de felicidad no solo producen efectos positivos a nivel psíquico y emocional, sino también a nivel físico, liberando una serie de sustancias que afectan de manera positiva el funcionamiento del organismo. Del mismo modo, los sentimientos negativos como el miedo o la tristeza tienen efectos físicos perjudiciales y bloquean el fluido de energía vital. El cuerpo astral se altera mucho con las emociones, sobre todo con las negativas.

Y así nuestros pensamientos provocan estados anímicos que inciden en nuestro estado físico y energético.

Si fuéramos capaces de controlar todos nuestros pensamientos podríamos escoger los más positivos y gozar de un perfecto estado de salud. Sin embargo la mayor parte de ellos los dejamos escapar y se van a un rincón del inconsciente o del semi-inconsciente desde donde nos van haciendo mella. La buena noticia es que podemos sacarlos a la superficie dedicando unos minutos al día a la práctica de la meditación consciente.

Hemos relegado nuestro lado intuitivo y creativo y hemos potenciado el hemisferio izquierdo del cerebro, o sea, la mente racional, y esto conduce a una sobrecarga que con el tiempo produce alteraciones energéticas, emocionales y físicas. La meditación potencia de nuevo el hemisferio derecho y nos da la clave para llevar las riendas de nuestra vida

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