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Un comienzo con energía


Hemos comenzados con casi todas las actividades que llevaremos a cabo el resto del año.

Puede ser que nos demos cuenta que nos comportamos después de las vacaciones de una manera más lenta o con falta de energía.

Y no en todos los casos hay que actuar sobre las causas porque puede tener que ver con problemas de salud física o psicológicas.

Pero es conveniente que echemos un vistazo a varios hábitos que podrían estar comiéndonos nuestra energía o no generarla.

1. Tomar demasiados azúcares refinados

Los productos que contienen demasiados azúcares simples (como la bollería) elevan rápidamente el nivel de azúcar en sangre, poniendo rápidamente en marcha un proceso costoso de asimilación y eliminación de la misma que consume muchos recursos de nuestro organismo, provocando que nos sintamos somnolientas. Toma consciencia de la cantidad de azúcares simples que consumes y sustitúyelos poco a poco por alimentos con hidratos de carbono de asimilación lenta, que no provocan el anterior proceso de compensación.

2. Llevar una vida sedentaria

No hacer ejercicio por falta de energía hace que tengamos menos energía para hacer ejercicio. Es la pescadilla que se muerde la cola. La actividad física libera adrenalina y serotonina, lo que significa que acabamos con más energía de la que empezamos. Si crees que tu problema es que te has instalado en este círculo vicioso, igual te interesa añadir alguna actividad física suave pero activadora a tu rutina. Montar en bici, dar un buen paseo, bailar, subir escaleras…

3. Falta de hierro

La anemia, es decir, tener niveles bajos de hierro, hace que el organismo reciba menos oxígeno del necesario, provocando agotamiento y fatiga. Los análisis de sangre suelen reflejar este problema. Para mejorar esta situación se recomiendan dietas ricas en hierro o, incluso, tomar algún suplemento.

4. Falta de vitamina B12

La vitamina B12, al igual que las otras vitaminas del complejo B, es importante para el metabolismo de proteínas. Ayuda a la formación de glóbulos rojos en la sangre y al mantenimiento del sistema nervioso central. Por lo tanto, el déficit de esta vitamina provoca anemia y debilidad. Una vez más, te recomiendo realizarte análisis de sangre periódicos (1 al año es suficiente) y encontrar una manera sana y natural de elevar tus niveles de vitaminas y minerales (a través de una alimentación completa).

5. Bebidas estimulantes

Tomar mucho café o bebidas energéticas puede parecer una buena idea para mantener niveles altos de energía, pero realmente nos afecta más de lo que puede ayudarnos. Si tomas café o alguna otra bebida, te activará un rato, pero luego caerá aún más bajo y necesitarás seguir tomando algo para mantenerte activa. Y lo peor es que afectará a tu sueño y tu descanso.

6. Deshidratación

La fatiga puede ser un síntoma de deshidratación. Somos agua en un 70%. Nuestras células, músculos y funciones corporales requieren agua para funcionar óptimamente. Y esto es importante no sólo cuando realizamos ejercicio físico o en días de calor, sino también en climas fríos o cuando el trabajo es de tipo intelectual.

7.Diabetes

La diabetes puede ir acompañada de fatiga, ya que los niveles elevados de azúcar permanecen en la sangre en lugar de adentrarse en las células para generar energía. Un análisis de sangre desvelará si tu nivel de azúcar en sangre es elevado y necesitas echarle una mano a tu cuerpo controlando el consumo de azúcar y/o apoyándolo con la administración de insulina que favorezca la entrada de la glucosa a la célula.

8. Dormir poco

La falta de sueño y descanso tarde o temprano termina produciendo fatiga. El cuerpo necesita “reiniciarse” mientras duerme, recargar todos los recursos agotados durante las horas de vigilia. No dormir las horas suficientes o sufrir de apnea durante el sueño (interrupciones en la respiración) afecta a la calidad del sueño y nos impide levantarnos con la energía suficiente para afrontar una nueva jornada.

9. Baja exposición al sol

Habrás notado que en invierno, cuando los días son más cortos y el cielo está nublado la mayor parte del tiempo, tu energía cae por los suelos. La luz solar hace que liberemos serotonina en nuestro cerebro, mejorando nuestra motivación. Además, favorece la secreción de melatonina durante la noche, y nos ayuda a dormir y descansar mejor. Así que, siempre que puedas, aprovecha unos rayitos de sol para recargarte cual panel solar.

10. Ciclos de actividad-descanso desajustados

Es posible que el horario que hayas establecido no sea el más adecuado para ti. En muchas ocasiones no podrás elegir tu horario de trabajo o de clases, pero sí puedes ajustar el resto de actividades diarias según la energía que te demanden y la energía que tú tengas en ese momento. Por ejemplo, si rindes más a primera hora de la tarde, no tiene ningún sentido desperdiciar esas horas viendo la tele y que luego te cueste más sentarte a hacer algún trabajo mental. Escuchar a tu cuerpo y respetar sus ciclos de activación te permitirá gestionar mucho mejor tus energías.

11. Comidas muy pesadas

Un almuerzo o una cena muy abundantes conllevan un sobre esfuerzo por parte de nuestro organismo para digerir todos los alimentos consumidos. Si, además, nos acostamos inmediatamente después, la digestión será más lenta y estaremos favoreciendo la acumulación de grasa, que nos volverá aún más letárgicos.

14. Sobrepeso

El sobrepeso y la obesidad suelen afectar al funcionamiento músculo-esquelético, endocrinológico y cardiovascular del organismo, lo que se termina traduciendo en falta de energía. No sólo afecta a nivel físico, sino que también puede provocar desmotivación debido a la falta de confianza en una misma por no tener el aspecto físico “deseado”.

15. Disfunción de la glándula tiroides

Las hormonas que segrega un tiroides que funciona óptimamente permiten que la tirosina se transforme en dopamina y sea utilizada por el cerebro. La falta de estas hormonas produce, por tanto, apatía física, emocional y mental junto a otros síntomas físicos como aumento de peso, manos y pies fríos. Si crees que puedes tener un problema de tiroides pide a tu médico que te realice un análisis.

16. Estrés

El estrés o la ansiedad excesiva y generalizada nos coloca en una situación de demanda excesiva para nuestro organismo. Esto termina agotándolo y agotándonos a nosotras, provocando alteraciones del sueño, y falta de energía. Si la razón es que te sientes desbordada, si sientes que no tienes recursos suficientes para afrontar la situación que estás viviendo y eso te desgasta, es aconsejable que acudas a alguien que pueda ayudarte a cambiar tu perspectiva y afrontar tus circunstancias con mayor confianza.

Y si a pesar de todo nos seguimos sintiendo mal, siempre es preferible ir al médico y consultarlo con él.

¡Buen comienzo de año 2018 -2019!.

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