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Estrés postvacacional


Los días se hacen más cortos y comienza a refrescar por las noches. Un año más, las vacaciones se acaban. Y de nuevo una sombra planea sobre nuestra cabeza. Se terminó lo de levantarse sin hora, los días de descanso, de disfrute, de andar por la playa, el bosque, un helado en el pueblo… Quizá le invada un sentimiento de añoranza de unos días de ocio que ya parecen lejanos, de frustración por lo rápido que han transcurrido (¡todo un año esperando las vacaciones y ya se han acabado!) y, finalmente, un cierto estado depresivo ante la vuelta al trabajo. Adiós, verano. Bienvenido, síndrome postvacacional. Seguro que sabe de qué le hablo. Sin embargo, más allá de esa aparente sensación de tristeza y desasosiego, el estrés postvacacional puede ser responsable de patologías más serias. Un enemigo invisible que no sólo está en la cabeza, sino que afecta también al organismo, tomando el control de determinados procesos fisiológicos y sembrando el caos en el metabolismo. El síndrome postvacacional es en realidad el proceso de adaptación de nuevo a la rutina. Y lleva aparejadas manifestaciones físicas, psicológicas y emocionales. Mens sana in corpore sano

Miles de investigaciones vinculan a día de hoy el estrés con los problemas de salud. De manera general, estos estudios demuestran que el estrés disminuye la eficacia del sistema inmunitario, aumenta el riesgo de enfermedades coronarias y de las degeneraciones ligadas a la edad o al entorno, en especial el cáncer. Pero, ¿por qué ha llegado a ser el estrés tan destructivo? Pues sencillamente porque lo hemos incorporado a nuestras vidas. Lo sufrimos en los medios de transporte, en los atascos, con las luces halógenas, las prisas, las aglomeraciones, el ruido urbano, las exigencias del trabajo… Aún no nos hemos recuperado de un episodio estresante cuando surge otro.

Y cuando el estrés se vuelve crónico, tiene su reflejo en nuestro metabolismo. Como consecuencia directa, las glándulas suprarrenales producen dos hormonas en exceso:

- La adrenalina, que favorece la circulación sanguínea en los órganos vitales para hacer frente a un peligro inminente, pero en detrimento de otros conjuntos de órganos (el sistema inmunitario, el aparato digestivo o el reproductor), que trabajan más lentamente.

- El cortisol, que estimula la síntesis de glucosa en el hígado, lo que provoca subidas y bajadas del azúcar en sangre. El exceso de cortisol bloquea la acción del sistema inmunitario, inhibe la producción de hormonas sexuales y la formación ósea.Como ve, los riesgos de un estado de estrés prolongado son reales. Y éste se produce especialmente con la vuelta al trabajo, tras las vacaciones.

Mi recomendación es que no solo sea una vuelta a la rutina el comienzo de este año sino a una actividad física que le agrade, volver a salir a caminar con amig@s, retomar el deporte preferido, la clases de yoga, mediación. Dedicarle unas horas a la semana a que el cuerpo, la mente. el alma disfruten, se calmen, vuelvan a encontrar su equilibrio.

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